No vi sus rostros.
Si acaso, sus rostros
sin palabras todavía.
Formándose, las palabras,
en mi locura, no se apreciaban.
No resaltaban, nunca,
de esos rostros amados
por mí. Sus muecas
exageradas, su mutismo,
llegaban
desde otra orilla, a permanecer
en mi corazón, encerradas.
Como estrellas en la noche,
desaparecieron-.
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