Puedo palpar tu rostro
y ver tus años correr;
puedo creer que en un jardín
de rosas no eres espinas
sino un bello alhelíe
que no lastima.
Pero puedo entender
que mi mayo eres tú,
que mi poesía recita, declama,
un par de versos a tu alma,
que intentan tocar
lo más profundo de tu ser
así no sea tu merecer.
Y que al mirarte no me
arrepiento de haberte,
querido porque sé
que cada latido, no pudo silenciar
aquella luz tenue que te abrazaba
a la vez...