Yo creí que la luz era mía,
una eterna sombra como este soneto
para no morir en cama como esqueleto
que en el campo, pastor, espero poesía.
Víctima como el verde, hecho el ataúd,
que barro te llamo, atraviesa la muerte
en un candil de agonía, se acaba la suerte
esparciendo calaveras sin ímpetu de juventud.
Murió un poeta con las hojas del viento,
yo salí de la tierra para tu poesía repetir,
y así juntos, con la sombra paseo con tu aliento
para hacerte compañía sin lutos herir.
Me sobra el corazón si andara con tu son,
pide mi garganta tu mano de salvación.
NACHO REY