Háblame de tus amores de antes.
Háblame despacio y suavemente al oído.
Acércate más y ahora háblame a gritos
como si yo anduviese perdido,
enloquecido o muy distante...
Háblame de tus viajes alucinantes.
De tu llegada a mi puerto semidormido
desde el mar urgente de tus delirios
donde yo desoriento, me hundo y giro
hasta casi siempre lograr alcanzarte...
Háblame de tu pasado seguramente vergonzante
que guardas como a un documento o un delito.
De tu nombre de ola, de los intentos de cupido
y de tus labios tibios, aquí apretados conmigo
como se aprieta a un fragmento brillante...
Háblame de tus lunares en esta tarde tan asonante,
de cómo es que se enreda mi alegría entre tus hilos,
del sol sobre las piedras de esta ciudad donde vivo,
de los besos que me debes y de cómo el cielo queda vacío
cuando callas y me dejas en tu red de silencios glaciales.