¡Mírame!
Que ese polvo de estrellas
Proveniente de tus pupilas
Se esparza por esta fila
Hasta tumbar mi botella.
¿Qué esperas? ¡Mírame!
No es la música, ni el ambiente,
Ni el ron, ni la cerveza,
Ni el pastel con la cereza,
Ni las luces, ni la gente.
¡Eres tú! ¡Dale mírame!
Solo un giro de noventa grados
Y vestirás de rosas mi velada.
En línea recta nuestras miradas
O en esta mesa quedaré sembrado.