Si yo fuera otro, mis amigos no me reconocerían (Alejandro Díaz)
El niño llora y se sofoca
mientras la mamá se inquieta
pues no quiere comer sopa
lo que quiere son galletas.
No quiere comer vegetales
ni su comida completa,
llora su llanto a caudales
reclamando sus galletas.
La mamá lo lleva al doctor
y éste le da las recetas,
para alimentarlo mejor
comiendo pocas galletas,
pero el niño picarón
ha seguido con su treta
de comer en cada ocasión
sus empolvadas galletas.
Y yo que a veces escribo
como lo hacen los poetas,
me iré comiendo del niño
algunas de sus galletas