El monje Ockham, de las navajas preclaras.
Y ahora, taciturnos , ¿ qué haremos?
que el virus mutante contra ataca,
dolores muy lungos padecemos
el corazón hecho una matraca.
¿ Qué haremos entonces por nosotros?
cuando cierran todas las fronteras
sin relinchos cerriles los pingos ,
calmas las yeguas en las praderas.
¿Qué haremos, Dios? Dame tu respuesta
se caen los nuevos almanaques
promesa de vida más enhiesta.
Todo incomoda, era de achaques.
La existencia clama entre mortajas
algoritmos, ardua solución
del monje Ockham, filosas navajas:
-“ Vé a lo de más fácil elección”.