Como el alma entona de sí misma
Canticos de silencios que braman en los rincones
De tibios lechos de perdón
En las líneas al borde del cuerpo
Hundidas en la estatua de su esencia
Donde el amor es insomne rebeldía
Al filo de la materia, en la cresta de la ola
En la montaña salvaje
Así, mi pensamiento te recorre
En las escenas de libertad y bruma
Que cubren nuestra piel
Ahora que llueve,
ahora que abril se desnuda
Como fábula espléndida, en el vientre de la noche
Con sus voces de negro que ascienden en canto
Nacidos de azul hasta la cumbre de mis anhelos
Ahora que mi corazón se agita ante la cruz de tu cuerpo
Con tu aliento remoto que me despoja de harapos
Y tu rostro que surge desde el fondo de las sabanas
Añoro tu suave álveo, su pureza pluvial
La libertad de tu nombre, entre su cauce inocente
Tu sonrisa sin llanto
Tu silencio de amparo
Pareciera que el ayer se derrumba
En el fondo de sí mismo
Dando paso al presente,
Donde se expía el orgullo
Y el poema se escribe
Sobre la piel de las aguas
Y no existen sudarios u ofrendas de dones
Solo la entrega del viento en el rostro del árbol
La inmensidad del océano que procrea las olas
Y tu cuerpo en la sombra asido a mi fuego
Reclamando el sentido, la pasión y el latido.