Cuando voy por la calle y te miro
tu rostro se asemeja a los rosales,
y en tus ojos brillan dos cristales
que me llenan de amor cuando supiro.
Así la vida deja de ser la honda pena
que es la culpable de los grandes males,
pero al verte tan linda y tan serena
descanso al pensar que somos iguales,.
No eres mía pero tampoco eres ajena
y si de pronto nos encontramos algún día,
nos tomaremos muy juntitos la verbena
y para siempre viviremos llenos de alegría.
Y esa tarde cuando te vi ya lo presentía
que eras un jardín de hermosos rosales,
que adornaban con sus rosas la alquería
de fuentes luminosas y grandes manantiales. RAMBAL.