A bordo del bajel tricolor han zarpado sus estrellas, ahora viajan por el mundo surcando nuevos confines. Su madera piel canela, alcanza otras distancias como palafrén sin riendas, con las velas izadas a medias astas. Abandonar su cálido terruño para este albatros, ha sido en quinientos años, el capítulo más oscuro escrito en su infanta historia. Para quien ha tenido que partir, además de difícil, ha sido doloroso y remoto… Las circunstancias sacudieron su distraída mesa... La \"arepa\" cabalga en busca de nuevos horizontes por razones que el infinito sabe de buena amalgama. Nuestro acopio... Ha pisado caminos, ha cruzado los mares y ha volado los cielos, llevando el estandarte a los lugares más recónditos de la tierra. No sólo seremos reconocidos como un paraíso de bellas perlas y por poseer los más grandes ríos de un maltratado “oro viscoso”, seremos examinados y aceptados como un tropel que desfila con talento al servicio y a disposición de la madre que lo albergue, así como lo fue en su momento la señora de ojos verdes, que habita al Occidente... Ocasión destacar, que nunca dejará de divagar cierto sumario solitario, como lobo que lo expulsa la jauría, siempre habrá algún desadaptado dispuesto a querer mancillar nuestra educada membresía... No será más que eso, un intento de manchar las alfombras de paño cándido, hilvanado con el luto de sus lágrimas…