Tibieza del día y noches de plegarias
anidan en tus vigilias.
Brisa anhelante de fresco deleite
roza las últimas flores.
Desliza un dejo de paz
en esa hora mortecina de la tarde.
Otoño entrante que acaricias mi piel,
brinda a mi espíritu inquieto
serenidad de tu esencia.