Pedro Antonio Borges Rodríguez

Tristeza esperanzada

En un destino prohibido

que penaliza el fútil juego 

trasciende lo elemental de la vida

más allá del rígido ego

 

sentí ya tu amor perdido

y vendí mi corazón helado

al verter mi sudor en frío

se condensa mi ser cansado

 

En cierto sentido congrego

y abiertamente te pido

un perdón con mil testigos

que pueda agarrarse a tús dedos

pues es lo único que me llevo

al otro lado del nido

ya que sin tú amor, no sigo

y sin tú vida, no puedo

conquistarte, mi vida, de nuevo 

sofisticada piel con alma

son años que sufrí sin calma

rompiendo las bazas del ego

 

Escaseaba la luz por el drama

pero hoy resurge itinerante

una actitud de almirante

y un atisbo de alianza

por la cual veo que avanza

mi corazón reprimido

con cierta base de esperanza

por redimir lo vivido