Walter Brunini

Utopías

Pobre de aquel que descubra de que va la vida
y no asedien su intelecto las utopías.
Natural del humano es intentar torcer la historia,
explicarse la existencia, domar el destino,
trazar caminos y descubrir lo nunca visto;
con la única razón de escapar del tedio
al que le condena lo establecido;
no le es posible aceptar que eso es todo,
porque sabe que nada viene de la nada
y siempre hay más; insaciable curiosidad invasora;
si no hay, lo inventa y luego asume como verdad,
si hasta Dioses ha creado, en su afán de eternidad;
el más allá justifica el menos acá;
la ciencia al servicio del futuro y el pasado,
tanto desconcierto genera lo ignorado
que lo ha llevado al oscuro universo
con el afán de poder ver si hay algo más…
¡Y lo hay! ¡Siempre hay algo más!
Y cada vez más lejos, imposible de llegar,
pero es alimento del pensamiento,
el desafío por demostrar,
que lo imposible, no es parte de la realidad.
Todo a su tiempo; todo en su lugar.
Ni menos aquí, ni más allá.  

Que la duda no se apodere de tu alma, y la ensombrezca;
que sea fuente de luz y combustible,
para escaparle  a la asquerosa rutina que la seca;
haz como el ser humano que no se somete a ley alguna
sin antes intentar demostrar lo equivocada que está;
actúa como la masa que no se pregunta hacia dónde va,
y se deja llevar por la inquietud; la novedad
y marcha siempre al frente en busca de algo más,
que nada es definitivo; todo tiende a evolucionar.

Siempre habrá algo que encontrar,
un motivo para soñar; utopías;
si es un espejismo ¿acaso no da igual?
¿Qué tanta realidad podemos soportar?
Los inquietos han hecho al mundo, para bien o para mal,
a su gusto y medida, invitando a los demás, sin opción a declinar,
a compartir sus ideas, visiones, proyectos;
que los creyeron definitivos… y ya no están.
¿Acaso crees que todo está definido?
¿Qué ya no quedan fronteras que trazar?
La finitud pertenece a los individuos,
pero no a la humanidad.

Para adelante o para atrás,
deseo que siempre encuentres algo que buscar.