juanestrada

Sospecha

Quizá gasto en vano

epítetos que evoquen su risa,

su pelo libre

o el sigiloso aroma

de su presencia.

Hay una incertidumbre

que se anuncia

en el repentino insomnio,

en la náusea permanente

y en esa angustia que deja

lo que se ha perdido. 

 

Tal vez llega silencioso y lento

el desamor;

quizá es la nostalgia

del guerrero vencido;

quizá simplemente es

el cuerpo que fatigado se cansa

y las palabras que sin remedio se esfuman.

 

Tal vez sólo me queda

la seguridad del abrazo nocturno,

la tibieza de sus muslos,

el susurro que rompe

el silencio de la noche

y me confirma su presencia

al filo de la tiniebla.

Tal vez sólo me queda

 la fe y la esperanza

en un verso secreto

para exorcizar

las fatigas acumuladas en el alma

y para asegurar,

ojalá hasta el final,

este amor que sueña

en el lado izquierdo de mi cama.