Hoy me siento tan viejo, porque estoy perdiendo el deseo de vivir, porque siento que ya no tengo esperanzas, sueños ni ilusiones; me siento viejo porque ya no quiero actuar por el temor a fracasar, al qué dirán o al ridículo; quiero cerrar las puertas de mi corazón y quiero córtale las alas al amor por temor a ser lastimado.
Estoy perdiendo la confianza en mí mismo y en los demás, le estoy dando cabida al descontento, ya no quiero dar ni recibir ayuda, por temor a pagar o cobrar.
Me siento viejo porque ahora creo que soy parte del problema y no de la solución, empiezo a ver a la tierra como basura, los lagos como agua putrefacta; siento que sufro de parálisis y desperdicio mi vida sin hacer nada.
Me siento viejo, porque considero que mi tarea está cumplida: porque ahora quiero dedicarme a matar el tiempo, creo que aprendí todo y ya no tengo ganas de aprender.