Avanzan las negruras de la noche
y el alma se estremece en su agonía,
hay una sensación de lejanía,
que deja, entre las sombras, un reproche.
Eterna soledad la del fantoche
que ansía de la luna su alegría,
y quiere su sonrisa, cada día,
robando de sus labios ese broche.
Hay almas que, sin duda, se estremecen,
que buscan en la luna su ternura
y quieren unos sueños de la infancia.
Aquellos que se ocultan y aparecen,
que mueren y marchitan la dulzura
y pierden, con el tiempo, su fragancia.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/07/21