Algún día la fama me alcanzó
en un mundo pequeño
que ante mí se alzó,
en algunos otros momentos
fui envidiado y a ratos odiado
y esto, en un espacio más grande.
Otras veces fui recordado
y muchas, muchas veces olvidado.
¡Qué más le puedo pedir a la vida!
Sino agradecerle por
todo lo que he comprendido.
Alegre debo estar por estas experiencias,
que me han enseñado a ser más humano,
más humilde y más prudente.