Ven Señor, en esta noche fría que tiñe de lagrimas
El calor del día
Ni las lágrimas poseen ya su dulce sabor
Sino más bien se convirtieron en hondo dolor
Ven Señor, no tardes rompe el silencio arrollador
Tráeme tus dulces abrazos aquellos que abrasan mi aflicción
¿Señor para que hiciste la pena, la angustia y este sin sabor?
Hijo, también hice las flores, el arco iris y esta suave caricia
Que se cuela entre las letras de esta composición.