Por entre las oscuras callejuelas
bajo la tenue luz de las farolas
entre sombras inmóviles, vigilantes,
junto a frontispicios de historia.
Voy atento en mí deambular,
fija la mirada, perdida en el futuro
raudo el presente, ya pasado,
escuchando silenciosos callejones.
Los adoquines me hacen reflexionar
que mi paso es demasiado lento,
acompasado, pródigo en sobresaltos
lucido en obstáculos, pendiente.
Suena en el noble y viejo reloj
de nogal, de semblante artesanal
testigo en cita sobrenatural, y,
Juez en la última campanada
¡Es la hora… es la noche!