Un nuevo amanecer y corta estadía
bajo la Misericordia divina de Dios,
pero hoy desde una habitación fría
y encerrada, solo con el eco de mi voz.
Me toca enfrentar con endereza y sabiduría
un proceso difícil, complejo e inesperado,
como siempre lo será un cáncer detectado
que ha mermado mis fuerzas y valentía.
Sin duda, una prueba de Fe que me enseña...
primero, agradecer esta nueva oportunidad,
que me inspira a una lucha sin contraseña...
segundo, dar testimonio de su Fidelidad.
A menudo, se hacen necesarias las caídas
para aprender a levantarnos con coraje,
recargar energías, reordenar nuestro equipaje
y continuar el recorrido por las avenidas.
Por último, evidenciar una vez más
que todo aquel que crea firmemente,
no será desamparado ni remotamente
durante las batallas que se libren jamás.