Debía ser aquel lugar,
Donde las montañas replican el Génesis
Y los ríos cristalinos brotan de su vientre
humedeciendo la piel de la tierra
Ahí, donde el amor es canto de aves
colmenas y nidos como yacijas de reposo
adornadas con flores silvestres
escapando de la oscuridad y el ruido
Debía estar ahí,
bajo el neón de las estrellas detenidas
escuchando la súplica del viento
que se convierte en mar insondable en mis oídos
Mis pies dibujando en la arena, futuros sin ropajes
Las manos que acarician imágenes nacidas entre nubes
Voces que sucumben piadosas a la entrega de la noche
Mañanas que despiertan sin sombras a la espera de los amantes
Debía estar ahí, debía ser aquel lugar
Donde la piel liberada se queda al sol
Y la luna envuelve los cuerpos desnudos
Sin naufragios del pasado
Debía estar ahí
Debía ser aquel lugar
Debía ser yo
Debíamos ser nosotros