No se pinta mi cielo de colores
porque falta pigmento en la paleta;
el tiempo me ha jugado fatal treta
al robarse mi arco iris de rubores.
Son los años que se vuelven traidores
como sendero que al surcar inquieta,
y no es simple encontrar una receta
que evite en su mixtura sinsabores.
Y en esta soledad de rumbo incierto
surcando a palo seco un crudo mar,
inicio travesía a un solo puerto.
El alma es lo que tengo que afirmar
por llevar a buen fin el tal concierto,
ya que en él no hay derecho a reclamar.
Jorge Horacio Richino
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