Margarita García Alonso
INQUIETUD
Me inquietaba, no tenían alas, luego levantaron faros para ocultar el horizonte y ahora los convocan como carne de ave, sin que importe su suerte.
Nada de eso ayuda, los pájaros portan doctrina: el pàjaro se desplaza en grupo, sobre la misma Cabaña, si emigra ni la pluma salva.
El isleño se alimenta de virutas, construye en el cuerpo un conglomerado de palos que utiliza en la creación de pancartas de todo tipo con cielos muy azules, nubes ligeras,- alguna muy negra se sacrifica en aguacero.
Se ha transformado en isleno, (el que niega vuelo, isle No, island no, isla No), en el desespero cede, cóncava el ala parece hoz presta para la siega de trigo. La avanzada devorô el amarillo, si bajan encucharàn al pájaro malherido por la brújula rota, agua de brújula, agua flotante, solo agua que bebe la tierra, antes de tragarse el jadeo en el aire.
No tengo por qué insistir, cada pueblo es digno de su suerte. En tiempos antiguos surgían islas del Océano, en mi vejez solo acaba de hundirse la que llevaba en los ojos.