De luz, amor y pasión
nuestras noches se vestían
y nuestras almas lucían
anegadas de ilusión.
Con hermosa devoción
en nuestras venas ardían
rojas flamas que encendían
del delirio su erupción.
Fueron aquellos instantes
del éxtasis la grandeza,
perfumada de placer.
¡Hoy, con recuerdos constantes,
añoro su gran belleza
y su forma de querer!
Autor: Aníbal Rodríguez.