Sin la certeza de esta existencia,
me atrevo a jugar todos los días con el viento,
a percibir el aroma de los juglares en cada recodo,
por ello escribo aún sin la descripción de las palabras.
Mi ser es brisa, canto, mar y lluvia,
mi alma un portal de estallidos e ilusiones,
guardo todos los espacios para los audaces torbellinos,
pertenezco a esta tierra vagabunda que gira en torno al ocaso
Cada latido de mi corazón emite un susurro de cordura,
pero muchas veces atravieso el umbral de la locura,
y es entonces que quiero derrotarla a la maldita muerte.
La magia sonora de mis impulsos despedaza ecos traicioneros,
someter deseo por siempre la pólvora de la inconsciencia humana,
por fin llegar al cenit más alto, y hacer versos entre mis venas.