Paco Jose Gonzalez

EN LA HUMEDAD DE LA PENSIÓN

 

No profundo, si grave,

Como el mantel de los domingos,

Exento de manchar, so pena de un desprecio,

Entro eliminado en la raíz, en ese mundo

De arrabales sin adoquinas... con lucecitas ,

Que avisan , son luces para el amor.

Nunca debimos entrar en este barrio ,

Entramos sin almas , ni presencia, ni suspiros…

Muñecos de cartoncitos expuestos en el salón.

Y conquistaremos reales y pesetas,

Veremos señoritos que mandan de verdad,

y cuando sea el alba, iremos al kiosco,

que hay en la Macarena y comeremos churros….

Qué bien se está señor cuando se está fetén ,

¿Quiere una palomita?,

¡Alosno aquí a don Juan!,

¿Habéis trincado bien?,

Un día para enmarcar,

Y allí en El Bar Manolo no caben más señoras,

Samaritanas buenas de “Aurora Boreal”.

Ya son las diez y diez:¡ cada mochuelo a su nido!

-avisa, alto, el servicio- que a las once es la misa

y la gente de orden empiezan ya a llegar.

Un hormiguero humano , la calle Resolana,

El muro de la RENFE, todo se vuelve gris,

Todo triste

Paco José González