No profundo, si grave,
Como el mantel de los domingos,
Exento de manchar, so pena de un desprecio,
Entro eliminado en la raíz, en ese mundo
De arrabales sin adoquinas... con lucecitas ,
Que avisan , son luces para el amor.
Nunca debimos entrar en este barrio ,
Entramos sin almas , ni presencia, ni suspiros…
Muñecos de cartoncitos expuestos en el salón.
Y conquistaremos reales y pesetas,
Veremos señoritos que mandan de verdad,
y cuando sea el alba, iremos al kiosco,
que hay en la Macarena y comeremos churros….
Qué bien se está señor cuando se está fetén ,
¿Quiere una palomita?,
¡Alosno aquí a don Juan!,
¿Habéis trincado bien?,
Un día para enmarcar,
Y allí en El Bar Manolo no caben más señoras,
Samaritanas buenas de “Aurora Boreal”.
Ya son las diez y diez:¡ cada mochuelo a su nido!
-avisa, alto, el servicio- que a las once es la misa
y la gente de orden empiezan ya a llegar.
Un hormiguero humano , la calle Resolana,
El muro de la RENFE, todo se vuelve gris,
Todo triste
Paco José González