Caminando de la mano
por una vereda oscura,
bajo la luz de la luna
excitados nos besamos.
Las ganas se apoderaron
de toda nuestra locura
dejándonos sin cordura
y en la lujuria atrapados.
Imposible fue acordarnos
de una correcta conducta
pues los besos y burbujas
nuestra mente acorralaron.
Suspirando disfrutamos
de caricias súper chulas,
nos probamos como a frutas
sedientos y apasionados.
Anna Gutiérrez