Nathanael

Tres días de llanto.

 

Tus ojos de firmamento se nublaron y te delataron,

aparecieron inclemencias cargadas de llanto

que como ríos bajaron cuenca abajo.

 

La paz era oculta a mis ojos que vieron el mundo,

que lo vieron casi todo,

y leyeron considerables pensamientos filósofos.

 

Sobrevinieron los días en que fui prisionero,

atado a cadenas, grilletes y zarzamoras iba cargando,

lloraste por mí que entre murallas estaba encerrado.

 

Y en la noche más oscura que tú hayas creado

ofreciste súplicas con gran clamor, lágrimas y ruegos;

sanaste mis heridas, llenaste mi vida y libraste mi cuerpo.

 

Y no tuve que buscar más si ya estaba contigo,

todas las respuestas las encontré en el desierto,

bajo la cruz y con la lluvia fueron apareciendo.

 

Amor y perdón en el mundo no encuentro,

tu amor y verdad me hizo libre como el viento,

y aún entre rendijas a donde vaya yo te veo.