La libertad te hiere,
Anuda tus manos,
como una esclavitud.
En este caos de luciérnagas,
vas recogiendo destellos,
para cicatrizar las heridas.
A veces,
el amor te aparta del amor,
te hace solitario,
el sabor de la ausencia
o la lejanía de la presencia,
te abre una grieta,
hasta que el silencio cicatriza,
y el tiempo se mimetiza
con el temor de las dudas,
que la razón muerde.
A diario,
lavas tu cara y manos,
esperando despertar de un sueño,
cuando tu libertad y esclavitud
se unen en ti,
el olvido más natural,
como la flor de hierbas,
sea un bálsamo,
quizás, te preguntes,
por qué el amor,
a veces, te aparta del amor,
quizás amaste tanto,
sin pensar que el amor,
es tan terrestre como tu sangre,
es tan terrestre como tus huellas
en tierra húmeda.
¿Para qué cambiar de lugar
tu alma,
cuando el amor se pierde?
Quizás, tu acto mágico,
es amar tu amor,
quizás tu acto reflexivo
es dejar un lugar al olvido.