Los rayos que fundieron tus años,
no tienen que ver con tu resplandor;
Tu piel, que es la misma seda..
refleja tu vasto corazón.
Ni la luna, que plateada nos bañaba
ahogados de falsas caricias,
pudieron desmarcar tu esencia
ni borrar el don de tu sonrisa.
Tampoco el relente de la madrugada
fue capaz de atentar contra tu alma,
que aún en la derrota del tiempo,
sigue ardiendo en su llama.
Tu luz, reflejo de andanza también,
un camino insulso y áspero
más no fueron capaces de frenar,
los retales de tu fracaso.