Soy el as misterioso que guardas debajo de la manga,
soy la estrella que te sigue cuando tus ojos se ciegan,
soy una estrella fugaz para que no me veas.
Soy el ángel guardián que te mima en las horas perdidas;
soy el pájaro que te acuna en su nido.
Soy la mano que te acaricia cuando estás triste,
soy la carita alegre que te ríe cuando estás turbada.
Soy todo tu blanco y a veces soy todo tu negro,
soy todo lo malo que esconde tu lado bueno,
soy lo bueno que tienes dentro de tu lado malo.
Soy tu sombra que te persigue sin que te des cuenta,
soy grande para que me sientas cuando despiertas
soy pequeño para que no me veas cuando te acuestas.
Soy el dueño de tus deseos.
Soy el que se queda con tus manías,
Soy esas manías de las que no te fías,
soy el fuego, el agua, el aire, la tierra y tu sexto sentido,
soy la frescura de tu aliento;
soy el dueño de lo que has descubierto,
soy quien te guía hacía delante,
soy el que te enseña lo que para ti es admirable.
Soy quien te controla desde el cielo y te lleva por el suelo.
Soy ese vampiro con el que sueñas los días de invierno,
soy el dolor que te llena de lágrimas,
soy el lápiz labial que llevas en tu bolso,
soy el perro que te ladra cuando no me llamas,
soy el gato que araña el tejido de tu vestido;
soy la pluma que escribe esta poesía,
soy el papel que aguanta su escritura.
Soy aquel que no ves porque siempre estoy escondido.
Soy lo amable de todo tu encanto;
soy la temerosa montaña que no todos escalan,
soy alguien que nunca se va como las hojas perennes;
soy el tacto en tus manos y los pies en tu camino andado;
soy el recuerdo que queda rezagado y olvidado,
soy también lo recordado que guardas en tu armario.
Soy tu anhelada libertad y tu virginidad.
Soy la música que te lleva al cementerio de tu ignorancia,
soy el pico más alto de tu destino,
soy el rojo de tu izquierda y el verde que tú quieras,
soy el sexo masculino por el que mueres,
soy lo violento en tu tormento
soy el vino que después te has bebido.
Soy el pensamiento impuro que te quita el sueño.
Soy el jilguero que te canta todas las mañanas en el reflejo de tu espejo;
soy la balsa en la que navegas y el balsero que la lleva,
soy el fuego de tus deseos, los deseos de tus truenos,
soy los truenos en tus lamentos.
Soy lo triste en tus despedidas,
soy algo que nunca termina,
soy lo que abunda en tu sonrisa.
Soy la montaña de tus días y los años que recorren tus caminos.
Soy el príncipe de tus sueños que te persigue,
soy el ansia de tu paz y esa paloma que nunca vuela.
Soy ese pez que nada a contracorriente;
soy lo trágico de tu muerte.
Soy el corazón que te late.
Soy tu chocolate y esa planta que nunca te crece.
Soy el espantapájaros que te asusta.
Soy el peligro de tu veneno.
Soy el arte que llena todas partes.
Soy las notas que suenan cuando te enamoras,
soy la bendición que te mira en la paciencia de tus días,
soy el té de tus siestas soy el frío de tus dudas,
soy ese charco que te estorba,
soy el tiempo que te queda y sobre todo el que se te acaba,
soy la sombra que nunca deslumbra.
Soy alguien que no ves pero que sientes y deseas con locura.
Soy ese demonio que te hace vibrar en tus momentos de locura;
soy el esclavo que tú decides.
Soy la nieve de tus pupilas.
Soy el misterio que esconden los desiertos.
Soy la lluvia que no es dorada,
soy la grieta que siempre está descubierta,
soy lo descubierto de todo tu talento,
soy la aleta que te lleva alerta.
Soy el mar de tu inteligencia.
Soy la mesa en la que te alimentas y la fuente de placer,
soy la puerta que se te abre y la que nunca se cierra,
soy la vela que te llena de luz,
soy la juventud de tus días y lo viejo que no te gusta.
Soy quien soy, la casualidad de tus casualidades.
Soy lo tímido de tu carácter.
Soy lo bonito y lo feo de tus actos.
Soy aquello que tú amas y yo también.