Raiza N. Jiménez E.

Entre Dudas.-

A vos que tenías la virtud y la gracia

                                                      de los hombres que llevan penurias.

Los de la clásica mirada del soñador.

Los que andan aturdidos por la lujuria

y no dan mucha importancia al amor.

A esos, les auguro yo, mil desgracias.

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Estos párrafos míos, son solo frases.

No significan que yo me imagine tuya;

pero, sería un milagro, si tú las usases

al cantar en las ermitas, tus aleluyas.

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Se te escaparon las bellas galanterías,

como pétalos al aire se las llevó el viento.

Jamás, me detuve a pensar que huirías;

impasible, ante mi diáfano sentimiento.

-*-

¡Debo decir, al final, que la dicha es mía,

por qué, de diestra a siniestra, yo lo sabía¡