En soledad pasó su adolescencia
llamándolo al cariño, con constancia
pero la vida fue sorda en su esencia
con locura total, en la distancia.
Los bellos querubines de pureza
escaparon... La calle con la droga
fue casa abandonada, sin belleza.
Y el dolor una daga que la ahoga.
De pronto un haz de luz del universo
a la niña abrazó, en la tristeza.
Llegaron las palabras en el verso ...
Colmó con la alegría, su cabeza.
Así fueron llegando las sonrisas.
Con historias de duendes hermanados
en caminos de luces y sin prisas.
Versos por descubiertos , esperados...
Amalia Lateano
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