En mi eterna soledad,
impregnada de nostalgia,
es aliento ese recuerdo
que llevo dentro del alma;
es recuerdo que me anima,
es un sueño que me llama
a convertir en milagro
tu presencia venerada;
pero tanto es mi cariño,
que antepongo toda dicha:
quiero verte muy feliz,
aunque ya no seas mía;
goza sin miedo tu amor
yo te entregaré mi vida...