Hubiese deseado acariciar tus palabras
Con mi mano extendida, plena de lluvia y deseo
Mirarlas atravesar el corazón
En la ceremonia piadosa de expresar un te quiero
Palabras sin distancia, sin camino, ni tiempo
Llevadas por el viento con sus alas elípticas
Escapando de olvidos como frágiles plumas
Añorando la tarde entre la greda y la nube
Hubiese deseado abrazar tus palabras
Deletrearlas en latidos arrulladas en mi pecho
Escucharlas sublimes pronunciar nuestros pactos
Entre la tarde que muere y la mañana que nace
Palabras de amor que iluminan los astros
Que inundan miradas de inefables anhelos
Arrancando al cuerpo su piel y su alma
Convirtiendo sus huesos en pasión y deseo
Hubiese deseado tocar tus palabras
Asirlas a mi cuerpo en deífica entrega
Contemplarlas ingenuas atravesar mis entrañas
Cuando el alba cómplice desnuda las ánimas