Kleber Exkart

CONCORDANCIA

Ahora que me marcho, que escojo el atajo de la huida

no quiero que me veas partir, no tiene sentido

que me digas adiós, sino lo sientes, si solo es voz.

¿Acaso no tuvimos tiempo de encantar al tiempo?

 

Qué tienes a tu favor para el largo camino del olvido

unos cuantos desavenimientos y otros desaires

conque fuisteis construyendo los peldaños del vacío,

de ese vacío que es el vicio conque fundimos los adioses.

 

Temo que me quedaré en algún lugar de la casa

de esta casa que ya no es mía, que solo será tuya.

Por allí olvidado en algún rincón

la melodía de una canción triste

de un yaraví andino recogerá mis pasos.

 

Déjame llevar algunos recuerdos tuyos

los puedo ubicar en el espacio virtual

de mi abstracta memoria que pinta historias

con esos pequeños pinceles que llamamos concordancia.

 

También me llevó los recuerdos de los niños

cuando eran unos críos pequeños y te abultaban el tiempo

y azoraban el día, la noche, la madrugada,

pero llegaba el fin de semana y me los llevaba

para que te alivianarás y durmieras hasta el medio día.

 

Ahora no están, por eso deje

de salir los fines de semana.

Tuve mas tiempo para quedarme contigo

y contemplar tus días de sosiego y miedo al viento.

Te sentía desde entonces mas mía

aunque éramos mas diferentes, de una diferencia

como la de una capilla y una catedral.

 

Tú sabes que me encantan tus manos de sal

que le ponen sabor a todo como esa sazón

a la sopa de pollo que parece bajada del cielo.

Ni que decir del tallarín de carne con aderezos

de hierbas y queso palmesano de los fines de semana.

 

Nada volverá hacer igual después que parta

nos iremos distanciado como la barca del muelle.

Partiré para allende buscando otras bifurcaciones

tal vez en el camino encuentre al coloquio

o al beso impoluto de la muerte siguiendo

el rastro de vida que llevo entre manos.

Kleber Exkart R.