Es ahí, al iniciar la mañana que la veo,
con su sonrisa de media luna,
en domingo,
sin tacones, sin misterios.
Y no sé cómo le hace, pero;
a esa hora tiene los ojos aún más dulces;
tanto como para empalagar mi café.
Es ella en las mañanas siendo todo,
tan valiente, delicada,
atrevida, loca... Mágica.