Pido perdón
por no saber amar
y haber mentido.
Pensaba en mí,
lo sé y lo reconozco.
Fui egoísta.
Por eso quiero,
pedir que me perdones,
por tantas faltas.
Me equivoqué
y confundí palabras
y sentimientos.
¡Ojalá Dios
perdone mis pecados
y me comprenda!
Y es que seguí
la ruta equivocada
sin darme cuenta.
Aquellos ratos
con múltiples personas
hoy me avergüenzan.
De todas formas
es parte de la historia
y de mi vida.
Pido perdón,
de nuevo, a Dios y a quienes
pude hacer daño.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/07/21