Frente a la infranqueable muralla de mi alma
Se precipitan el desencuentro de la realidad y los anhelos
El susurro al oído de un poema
Y el vacío en la habitación con tu espera
La improbable vida entre quietudes
Donde las luces asemejan farsas de estrellas
Y mis manos se vacían de caricias
Ilusionando figuras, compañeras.
Un sollozo abisal en las tinieblas
Se golpea como clamor inútil contra el viento
Aflorando las palabras sin eco y sin respuesta
Que deambulan por el alma mientras llegas
Hoy el corazón intuye tu llegada
Como garúa recelosa en la mañana
Cual seducción irrepetible entre mis dedos
Que desnuda tu piel sin alcanzarla
Es inútil que intente contenerme
Como río indomable entre brumas
Has llegado oculta desde el bosque
Para atravesar mi corazón al resucitarlo