Me haces doler el alma y es por cierto interminable el dolor, la indiferencia, cómo también el deseo de verte en un café, en una cama, o entre mis brazos.
El amor, un beso y un movimiento entre sábanas, precisamente me mueren.
Te busco en mi cuarto, en las arrugas de la cama, en los pliegues de mi camisa, impregnada sé que estás aquí, en dónde no lo entiendo... regresa, dame una pista, reposa en mi cama, besa mi camisa, hazme recordarte, quizás así vuelva tu cuerpo a mi vida.