Me puse la camisa de otoño, los pantalones de diciembre, los zapatos de invierno, por supuesto la mascarilla correspondiente y salí a la calle desafiando a la muerte.
Queria quitarme las cadenas que nos atan al miedo del contagio, y entonces me paré de golpe, me di media vuelta, volví a mi casa queriendo escribir mis ideas, mis sentimientos, mi dolor, mis penas, mis preguntas vacías sin respuestas, pues me había encontrado de frente con mi cordura cuando de repente y sin esperarlo vi la luz y en voz alta con muy mala leche grité...
¿ Y quien coño soy ?
Nadie, si lo sabré yo...
( contesté )
¡¡¡ Silencio !!!
El Mundo siguió su equivocado camino por todos conocido como es habitual que no es otro que el camino del Caos
Y yo me desperté en ese momento, mi frustración seguía totalmente intacta, sigo soñando, un sueño dentro de otro sueño, soñando que sueño, que soy un payaso suicida lleno de mil colores y heridas por no hablar de que también soy un ciudadano más con esguince mental causado por todo que nos rodea y que también se deja amasar como se amasa el pan, pero lo jodido de todo ello, es que no quiero que me amasen.
Rotundamente me niego a fermentar.
Mael Lorens
Reservado el derecho
de Autor 04/11/2021