Perfume sobre el barro desdeñado,
luego de este viaje ocioso
y menguante por entre las calles muertas que me ignoran
más desnutridas a la noche que en la tarde donde
el espíritu se agita
en demoledor asombro que en ríos de retórica han formado un romance de modo oblicuo y sin parlamentos luminosos
tenemos reservado un vuelo sin retornos ni destinos
he procurado perdurar de pie
en la primera ciénaga
frente a estos árboles
lo majestuoso e indiferente
después de la muerte todo rigurosamente igual
luego de la pregunta sin misterios
la mano que guarda y luego alza la luz
y la abanica.