He muerto pensando,
he perdido llorando.
Me dijeron olvidalo,
y solo dejalo.
¿Cómo dear atrás?
¡Lo que más amas!
¿Saben que amo?
A mi hermano.
Por él hubiese dado
o hubieses matado,
tal vez lo segundo.
Porque era mi mundo.
Tan pequeño e inocente,
que no conocía la mente,
tan perversa,
que todo lo tergiversa.
Él no ha muerto,
pero es un muerto.
Uno en vida propia,
y la muerte de él se apropia.
Su agonía es lenta,
y daría lo que fuera,
Pero no queda nada,
ya no hay nada.
Solo quedan recuerdos,
y en mis momentos menos cuerdos.
Odio todo,
y me hundo en el lodo.