Yo no te quiero, solo,
los viernes a la tarde,
cuando decides venir
a cobijarnos la soledad,
Yo no te quiero, solo,
tendida en mi lecho,
que es tuyo, nuestro
cuando nos amamos.
Yo no te quiero, solo,
cuando decidimos
al azar el despojo
hasta quedar en piel.
Yo... también te quiero,
cuando no estás,,
cuando nos aleja
el día, el compromiso.
Yo... también te quiero,
cuando tu vida
te apalea, te reclama,
te vuelve vulnerable.
Yo... también quiero,
brindarte mi oído,
mi hombro, mi pañuelo,
mis manos, mi auxilio.
Yo... también, en fin,
estoy a un paso
de tu éxtasis, a un paso
también, de tu exilio.