Yo jamás me cansaría
de escribirle a la mujer,
porque ella es puro amor
y a ella debo mi ser.
Todo lo que la mujer haga
que Dios se lo bendiga,
porque así como es madre
también es la gran amiga.
La mujer es incansable
y digna de admiración,
porque todo lo que hace
le sale del corazón.
La mujer nunca se rinde
es valiente y decidida
y cuando es amenazada
por un hijo da la vida.
La mujer es comparada
con la belleza de una flor,
pero lo más valioso de ella
es su gran belleza interior.
La mujer es puro amor
y despierta la pasión,
pero además de amarla
siento gran admiración.
Autor: Alejandro Díaz Quero
Villa de Cura,21/10/2021.