Estaba... imperceptible,
como en alguna noche
de soledad, de invierno,
salvo que...
en tus manos, en cambio
ocurría la magia, un roce
tan solo, flacidez perdida,
y el ascenso, la rigidez,
sientes un tímido latido,
bajo las yemas...
de tus tibios dedos,
mientras él, sigue creciendo,
las perlas de tus senos,
se endurecen, se templan
al igual que él y tu piel,
tus labios prohibidos...
se sienten ya húmedos,
palpitantes, a la espera,
mientras tú boca, busca
besarlo, poseerlo,
prepararlo, para alcanzar
el reinado de tu sexo,
ya la espera a terminado,
él y ella han alcanzado
el cielo o el infierno,
en definitiva el éxtasis.