¿Existe un punto medio?
En el que pueda estar cerca
y sin quemarme, sentir fuego
y no tan lejos ni tan sola,
para no morir.
Estoy a salvo estando lejos,
sin poder ser ni compartir,
con un vacío y mil complejos
y sin conectar y queriendo partir.
Estando lejos estoy a salvo,
no lastimo ni me lastiman,
pero el precio es caro;
sin recuerdos que conforman
la existencia y el deseo.
Me rodeo de tristeza
y de incapacidad de ser
y de acercarme a quien me interesa.
No sé amar ni sé perder
y la soledad empieza.
Caigo y nadie me ve
y cuando me acerco
todo arde
y me quemo y me pierdo
y me fusiono y pierdo.
Mi sonrisa no me pertenece;
se condiciona a un todo
frágil y fuerte
que me controla cual marioneta
que a mi autonomía vence.
¿Existe un punto medio?
Suficientemente cerca para conectar
y suficientemente lejos para ser individuo;
un lugar que me permita ser y amar;
que si mis ideas mueren, yo muero.
¿Qué soy?; y ¿”cómo” soy?
¿Qué tan lejos y qué tan cerca necesito estar para ser?
Y si el vacío me invade, ¿adónde voy?
Y si la cercanía me fusiona,
a mi individualidad hace desaparecer.