Reinventemos el paraíso
sin Eva y sin Adán
sin serpiente
sólo frutos
inagotables frutos
como tus ansias
como mis ansias.
Exploremos otro paraíso,
en donde estar desnudos
no signifique circulo excluyente
ni contemporizar el pecado.
Despojemos el alma
de tan fiera vestimenta
que traduce en prejuicio
la levedad de quienes aman.
Sólo entonces el amor
recreará sin ambages
el deleite que fue entregado
en el fruto interdicto.