Ben-.

Ciudad de peces-.

Desnuda la ciudad de trenes

olvida tu ciudad llena de peces

el acuario contaminado por la

santa velocidad de la estridencia,

ese golpe fatal que ofrece sólo

la resistencia obligada por mandato.

Que crujan ciertos huesos, látigos

tendones, todo sirve, si y sólo si

deforma un cuerpo; que la venda

se ocupe de orinar sobre el iris que oculta.

Ese crepúsculo accidental de los labios

empapados de saliva, tú ciertamente,

has olvidado el camino; y la ciudad

te lleva por senderos odiosamente conocidos.

Barrios de la periferia, extrarradio de los

mofletes cariñosos, tu cuerpo es una vigilia

de nubes santas en cuestión de segundos.

Vigila esos trenes, esos peces. Tuya

será la victoria.

 

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