CALDO AMARGO
Autor: Eduardo Carreño L
Tanto cariño entregué,
pensando que era necesario,
para que el fuego de amor,
siguiera calentando este caldo,
que sabroso estaba quedando
si lo probábamos a cada rato,
hasta que tú invitaste a otro
a beber un poco de tus labios.
Y ahí tratamos de volver a cucharear
pero nos dimos cuenta que faltaba la sal,
y que el fuego aquel, se empezaba a apagar
y que la confianza de a poco se evaporó,
que el ingrediente principal ya escaseaba,
los besos, juegos y caricias ya no estaban,
y las letras que unían nuestros nombres,
se perdían en la amargura dejada por tu traición.
Te fuiste y ahí quedó el caldo
que estaba listo para tomarlo,
el dolor y la traición en mi alma quedaron,
quedó todo preparado, las velas prendidas,
dos copas de vino y un corazón destrozado.